Estrés pos traumático
La experimentación repetitiva del suceso traumático. Las imágenes de lo ocurrido aparecen una y otra vez de forma involuntaria provocando altos niveles de malestar, reacciones de ansiedad, ira, rabia, vergüenza, miedo y en muchos casos depresión.
Dificultad para conciliar el sueño junto a sueños de carácter recurrente sobre lo sucedido.
Vacío emocional: distanciamiento y falta de afectividad hacía las personas queridas, dificultad para expresar emociones, para interaccionar socialmente, falta de interés por acontecimientos sociales y por actividades que antes le gustaban, etc.
Agresividad, estrés, agotamiento, miedos, dificultad para concentrarse y terminar tareas.
Pensamientos irracionales: la persona que sufre este problema piensa una y otra vez sobre lo ocurrido, tienen sentimientos de culpa por lo que pudieron haber hecho y no hicieron o se lamentan por aquello que no hicieron bien.
Desconcierto y sensación de estar perdiendo el control sobre todo lo que le rodea.
Conductas de evitación, es decir tienden a realizar grandes esfuerzos para evitar no sólo situaciones similares a las vividas, sino también cualquier estímulo que pueda tener alguna relación con el acontecimiento traumático.
Este trastorno se considera agudo cuando la duración de estos síntomas no supera los tres meses y crónico cuando los síntomas prevalecen durante más de tres meses.
Conviene aclarar que existen diferencias individuales en cuanto al tipo de reacción ante un mismo suceso traumático. Es decir, diferentes personas expuestas a un mismo acontecimiento traumático pueden reaccionar y responder de diferente forma y por consiguiente, no todos tienen porque desarrollar este trastorno.
Dificultad para conciliar el sueño junto a sueños de carácter recurrente sobre lo sucedido.
Vacío emocional: distanciamiento y falta de afectividad hacía las personas queridas, dificultad para expresar emociones, para interaccionar socialmente, falta de interés por acontecimientos sociales y por actividades que antes le gustaban, etc.
Agresividad, estrés, agotamiento, miedos, dificultad para concentrarse y terminar tareas.
Pensamientos irracionales: la persona que sufre este problema piensa una y otra vez sobre lo ocurrido, tienen sentimientos de culpa por lo que pudieron haber hecho y no hicieron o se lamentan por aquello que no hicieron bien.
Desconcierto y sensación de estar perdiendo el control sobre todo lo que le rodea.
Conductas de evitación, es decir tienden a realizar grandes esfuerzos para evitar no sólo situaciones similares a las vividas, sino también cualquier estímulo que pueda tener alguna relación con el acontecimiento traumático.
Este trastorno se considera agudo cuando la duración de estos síntomas no supera los tres meses y crónico cuando los síntomas prevalecen durante más de tres meses.
Conviene aclarar que existen diferencias individuales en cuanto al tipo de reacción ante un mismo suceso traumático. Es decir, diferentes personas expuestas a un mismo acontecimiento traumático pueden reaccionar y responder de diferente forma y por consiguiente, no todos tienen porque desarrollar este trastorno.
Es muy importante contar con el apoyo de la familia, amigos y personas cercanas. Lo primero que suelen hacer los expertos es informar y aclarar todo lo que ha ocurrido, posteriormente se les informará y explicará que las reacciones que están teniendo son las habituales en estos casos. Se les enseñan ejercicios de relajación y respiración. Se les pide que intenten expresar todo lo sucedido, que identifiquen y describan lo más objetivamente todo lo vivido por ejemplo "llegué y escuche...", "pensé que...", "después me di cuenta...", etc . Conviene intentar que la persona exprese todo lo que siente, lo que pensó en esos momentos, lo que piensa en la actualidad, como vivió la situación... La terapia más frecuente consiste en la exposición al suceso traumático, primero en la imaginación y posteriormente en vivo. El terapeuta le pide que recuerde el trauma en su imaginación y se le enseña a manejar la ansiedad que esto le produce con las técnicas de relajación anteriormente mencionadas. Todo esto ha de realizarse con prudencia y muy poco a poco, se necesitan varias sesiones y sobre todo asegurarse de que el sujeto ha aprendido a relajarse. A medida que la persona va avanzando en la terapia, se va dando cuenta que situaciones que anteriormente le producían mucha ansiedad, ahora las puede dominar. Esto hace que se vaya adquiriendo sensación de autocontrol y seguridad y sobre todo será una gran motivación para continuar con el tratamiento y seguir adelante. Se realiza una reestructuración cognitiva: aparecen una serie de pensamientos que son irracionales relacionados con lo sucedido. Se le ayuda a comprender la irracionalidad de esos pensamientos, el profesional desmonta esas ideas y le enseña a cambiarlos por otros alternativos. Se le explica que esas emociones y sentimientos negativos están muy relacionados con los pensamientos. Para ello debe aprender la técnica de detención del pensamiento, que consiste primero, en imaginarse a sí mismo parando el pensamiento de aquello que le angustia y después, debe hacerlo con una situación real, es decir que piense en algo que sepa le va a producir ansiedad e intente detener ese pensamiento y cambiarlo por otro alternativo. |
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